Revolución de las conciencias frente a la contrarrevolución de la inconciencia


Revolución de las conciencias frente a la contrarrevolución de la inconciencia


Hace poco aprobamos el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2021. Este sigue la línea del Plan Nacional de Desarrollo impulsado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador. La línea es muy sencilla: ¡por el bien de todos, primeros los pobres!

Si uno revisa con detenimiento el PEF, se verá que el dinero, que es de las y los mexicanos, se usa para el bienestar de la población más vulnerable, así como en proyectos de infraestructura que detonarán el desarrollo y crecimiento económico de las regiones donde se construyen y del país en general: la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y el Transístmico, entre los más importantes.

Además de lo anterior, el presupuesto permitirá realizar la fundamental e irrenunciable responsabilidad del Estado Mexicano: garantizar el bienestar de la gente, sobre todo de los más pobres, y cumplir derechos constitucionales como el acceso a la salud, a la vivienda digna, a la educación y a la garantía del cumplimiento de los derechos humanos.

Todo ello es parte de un cambio de mentalidad en el ejercicio del servicio público, o como dice irónicamente nuestro Presidente, “un cambio de paradigma”. Esto significa que la revolución de las conciencias llegó al ejercicio del poder por parte de las y los legisladores de Morena, así como del titular del Poder Ejecutivo Federal y de todo el equipo que lo acompaña.

Esta revolución de las conciencias significa una transformación en cuanto a la concepción que se tiene del ejercicio del poder político. Ahora las instituciones del gobierno federal diseñan e implementan políticas para mejorar las condiciones de vida de las personas que más lo requieren.

Ésta es una nueva concepción del poder y el Presidente AMLO nos da ejemplo de ello todos los días. Debe reflejarse en la sencillez, en la honestidad, en la ética y transparencia de nuestras acciones cotidianas como servidores públicos.

En la Cuarta Transformación estamos convencidos, por cuestión de principios, de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Estamos obligados al ejercicio del poder obediencial, donde entendamos que hemos sido electos para representar los intereses de la gente, no de grupos ni de facciones políticas.

Contrario a esto, vemos que a muchos en la oposición les molesta nuestra visión de cómo entendemos y ejercemos el poder. Ellos, la oposición moralmente derrotada, están (y aún lo sigue estando, su mentalidad, formas y concepción de la política y de lo público no cambia) acostumbrados a gobernar en favor de los intereses de grupos económicos, de grupos de poder que sirven única y exclusivamente a sus intereses.

No les importa en lo más mínimo el bienestar de la gente ni pretenden transformar las estructuras institucionales que han hundido en la miseria y en la marginación a millones de personas.

Nosotros y nosotras, en el Grupo Parlamentario de Morena, estamos buscando consolidar la revolución de las conciencias para que se entienda que el “poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”. Esto, en contraste a la contrarrevolución de la inconciencia de los conservadores que pretenden seguir con el viejo esquema de ver al gobierno como un comité de administración al servicio del capital financiero y de los intereses de los dueños del dinero.

Hemos llegado para transformar al régimen político y no vamos a capitular en ello.

¡Desde abajo y con la ciudadanía!