No más intermediarios


No más intermediarios


En sexenios pasados, la forma de administrar los programas sociales era a través de múltiples intermediarios. El gobierno federal creaba clientelas políticas por medio del reparto discrecional de todo tipo de apoyos hacia los sectores más vulnerables que, al final del día, se convertían en sus clientelas cautivas en los procesos electorales.

Este esquema de corrupción se hacía por medio de la burocracia de las diferentes dependencias de Estado, sobre todo de la otrora Secretaría de Desarrollo Social. Mucho del gasto destinado a programas sociales y a dar apoyo a gente de escasos recursos era para pagar nóminas millonarias, oficinas de lujo, autos, viajes y todo un amplio catálogo de privilegios que no se relacionaban con la seguridad social ni el combate a la pobreza.

Además, se contaba con un sinfín de organizaciones intermediarias que decían representar a los sectores que abanderaban, tales como campesinos, artesanos, pequeños productores, comerciantes e innumerables organizaciones corporativas y clientelares que reclamaban presupuesto público para, según ellos, repartirlo entre sus agremiados.

La realidad es que mucho de ese presupuesto no llegaba a la gente que realmente lo necesitaba. Se quedaba en manos de líderes corruptos que servían al aparato clientelar del gobierno en turno.

Hoy las cosas son diferentes. El gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador terminó con ese esquema de intermediarios que sólo buscaban administrar la pobreza de los grupos a quienes decían representar. El gobierno de la Cuarta Transformación diseñó un esquema de relación directa y transparente entre el presupuesto y sus destinatarios: los más pobres, los más vulnerables.

Este nuevo esquema de reparto del gasto público implica toda un reingeniería en el gobierno a fin de que el gasto social ya no pase por un aparato burocrático deficiente, clientelar y corrupto, sino que sea entregado directamente a las personas beneficiarias de estos programas: adultos mayores, becas a estudiantes y para personas con discapacidad, apoyos de vivienda y créditos para pequeños negocios. Esto es lo que tiene muy enojados a quienes se beneficiaban de esa intermediación que hacían entre gobierno y sociedad.

Nosotros, como legisladores de Morena, estamos apoyando las iniciativas de reforma que el Ejecutivo ha enviado para modificar leyes y crear nuevas instituciones que tienen por única finalidad combatir de forma efectiva la pobreza y la marginación de millones de personas en México.

Obviamente, la oposición hace señalamientos hacia este esquema que acabó con los intermediarios. Argumentan que de nada sirve dar el pescado si no enseñamos a pescar a la gente. Lo que no dicen es que quieren que los más pobres pesquen en un mar lleno de depredadores que acaparan el mercado, que tienen enormes fortunas y que es casi imposible combatir desde la economía precaria de la mayoría de la gente. Lo que buscan nuestros adversarios es que la gente esté en el sótano de la economía neoliberal, sin mayores posibilidades de ascenso y sin mejorar en su bienestar de vida.

A ellos les decimos que no. No vamos a ceder en nuestro empeño de combatir la corrupción y en ayudar a los que más lo necesitan. Éste es nuestro compromiso ético y político; así lo seguiremos haciendo. 

¡Desde abajo y con la ciudadanía!