Los fideicomisos y el uso transparente de los recursos públicos


Los fideicomisos y el uso transparente de los recursos públicos 


Uno de los grandes retos para la construcción de un nuevo régimen político en México es el de reformar las instituciones públicas. Una de esas grandes reformas de los poderes del Estado tiene que ver con la rendición de cuentas y el ejercicio transparente de los recursos públicos; ya sean del Ejecutivo, Legislativo o Judicial, así como los organismos autónomos. Esta obligatoriedad de transparencia es una demanda del pueblo porque es dinero público que pertenecen a la gente.

Durante décadas ha existido una figura de transferencia de bienes y derechos que ha permitido hacer un uso opaco y discrecional de los recursos públicos: los fideicomisos.

Los fideicomisos gubernamentales son transferidos a instituciones financieras que, mediante un contrato, asignaban (o al menos eso es lo que se suponía) los recursos a distintos proyectos y diferentes sectores de la población para su beneficio. Sin embargo, muchos de esos fideicomisos no se aplicaban necesariamente en los fines para los cuales fueron creados, o simplemente se dejaban guardados para cuando se necesitaran, es decir, había subejercicios, como si no existieran necesidades apremiantes y sectores económicos o poblacionales por atender. 

La idea de desaparecer los fideicomisos públicos es evitar intermediarios (instituciones financieras y bancos) y entregar los apoyos de forma directa a la gente o a los proyectos a desarrollar. Con esto se evitará más burocracia (que consume recursos del propio fideicomiso) y propiciará que se vuelva más ágil la entrega de los apoyos por medio de la SHCP. De esta forma, los recursos se entregarán para el fin al que originalmente estaban asignados, sin intermediarios y con total transparencia.

Y ésa es otra de las finalidades de desaparecer los fideicomisos, que haya transparencia. Para nadie es un secreto los escándalos de corrupción de anteriores sexenios. En otras administraciones se hizo un manejo discrecional del erario, en particular de los fideicomisos que en muchos casos quedaban en subejercicios o simplemente se usaban para favorecer intereses particulares o beneficiar a unos cuantos afortunados. Si no se iban a destinar para lo que fueron instituidos, ¿entonces para qué crear esos fideicomisos?

Sabemos que para algunas personas que han perdido privilegios este tipo de medidas representan un atentado contra sus intereses. Lo que deben entender es que estamos construyendo nuevas instituciones y formas de hacer las cosas. Hoy lo que buscamos es que los recursos públicos lleguen a la mayor cantidad de gente posible. Ésa es una de las cosas que deben quedar claras: trabajamos en favor de los más necesitados y vulnerables.

¡Desde abajo y con la ciudadanía!