Los expertos en salud en tiempos de la pandemia


Los expertos en salud en tiempos de la pandemia


Desde que llegó a México el primer caso de covid-19, en febrero del presente año, han surgido una infinidad de “especialistas” en materia de salud. Desde comentócratas de televisión al estilo de Leo Zuckerman, Aguilar Camín o todo el conjunto de opinadores al servicio de las dos grandes televisoras: Televisa y TV Azteca.

Desde hace meses salen todos los días a dar consejos, opiniones y recomendaciones a las autoridades sanitarias del gobierno federal para decirles que ellos saben cómo acabar con la pandemia.

Uno de ellos es el ex secretario de Salud con Vicente Fox, Julio Frenk. Este médico, que fue parte de un gobierno neoliberal que buscó la privatización de bienes y servicios, entre ellos la salud, ahora viene con recetas de cómo, según él y otros “expertos”, se puede dar solución a la pandemia de covid-19 en ocho semanas y mejor aún, diagnostican y nos dicen que el sistema de salud en México está colapsado, que es inequitativo, insuficiente, de mala calidad y hasta nos dicen que hay corrupción y un desabasto abrumador en medicamentos. ¡Son unos genios! Sin sus sesudos “análisis” jamás nos hubiéramos dado cuenta de ello.

Frenk y otros que se llaman a sí mismos “expertos”, acaban de publicar un libro sobre el sistema de salud en México y cómo éste se encuentra en focos rojos. Hacen una crítica feroz al sector; externan señalamientos, ataques y descalificaciones en contra de quienes hoy están al frente del manejo de la pandemia; hasta se dan el lujo de proponer soluciones porque ellos, como “expertos”, saben cómo resolver los problemas.

La paradoja de estos técnicos es que cuando estuvieron al frente de las instituciones públicas de salud, poco o nada hicieron por seguir sus propias recetas.

En los tiempos del neoliberalismo en México poco a poco fueron desmantelando el de por sí precario sistema de salud mexicano. Se abandonó como política de Estado el bienestar de la gente, no sólo en materia de salud, sino en muchos otros rubros. Fue cuando más se acrecentó la pobreza, la marginación y la falta de acceso a servicios básicos de calidad.

El modelo y sus representantes en materia de salud, como Julio Frenk, José Narro o Salomón Chertorivski, entre muchos otros, abandonaron por completo la idea de que la salud es un derecho y lo convirtieron en una mercancía donde sólo aquellas personas privilegiadas con ingresos suficientes pueden acceder a la salud de calidad.

Hoy que tenemos un gobierno que pelea por la rectoría del Estado en lo que son sus responsabilidades constitucionales, salen los conservadores a criticar cualquier tipo de política o decisión que se toma para mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable.

Hoy el gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador busca construir un Estado de Bienestar general que reconozca los derechos sociales de las personas; no sólo reconocerlos en el papel; actúa concretamente invirtiendo presupuesto en infraestructura para más y mejores hospitales, clínicas y equipo médico en general, así como en preparar especialistas médicos que atiendan el déficit que nos dejaron los gobiernos de los que se llaman a sí mismos “técnicos” o “especialistas”.

Pareciera ser que esas autodenominaciones no son más que un membrete que pro boca risa; quien se llama a sí mismo “experto”, y no es denominado así por sus pares en la materia, lo único que puede reflejar es egolatría y necesidad de llamar la atención. 

En el caso del actual titular del Salud, el doctor Jorge Alcocer, el doctor Hugo Lopez-Gatell y todo el equipo que los acompaña, han recibido el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud; ellos sí han contado con el aval de otros expertos del mundo; no sólo eso, han reconocido que su trabajo frente a la pandemia es correcto y atinado.

Es por ello que cuando los comentócratas y servidores públicos de pasadas administraciones intenten criticar al actual gobierno federal y a quienes están frente a él, que primero vean lo que ellos mismos hicieron durante décadas, porque para tener la lengua larga hay que tener la cola muy corta para que no se las puedan pisar. 

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