La participación ciudadana y la sed de justicia


La participación ciudadana y la sed de justicia 


Impresionante. Así es como podemos definir el ejercicio de organización y participación ciudadana que se suscitó con la recolección de firmas para la consulta a fin de investigar y, en su caso, enjuiciar a los últimos cinco expresidentes de México. ¡Sin duda este ejercicio democrático es una victoria del pueblo!

Digno de elogio y orgullo es saber que hay miles de ciudadanos dispuestos a ceder parte de su tiempo a una causa que consideran justa, ya que el enojo por los abusos del poder político durante décadas ha dejado su marca entre el pueblo de México; dicho sello es la indignación y el agravio.

Somos un pueblo que ha sido menospreciado, socavado y violentado de múltiples formas por los gobiernos neoliberales, desde las élites que se han creído los amos y dueños de México, que nos han visto como a infantes incapaces de tomar decisiones por nosotros mismos; nos han visto como a un rebaño de ovejas a las cuales se debe guiar y azuzar para que hagamos lo que los pastores nos dicen.

Este ejercicio democrático demuestra dos cosas fundamentales: 1) el hartazgo y el fastidio que el pueblo siente ante el abuso de poder de una clase política corrupta y podrida que ha quedado impune; 2) que somos millones de ciudadanos dispuestos a participar en los asuntos públicos y, con ello, ir construyendo una cultura política participativa que cree conciencia de la importancia que tiene la participación ciudadana en los asuntos públicos. 

Ver a miles de compañeras y compañeros organizados para recolectar las firmas y advertir a por lo menos dos millones de personas (seguro que son muchos más si hubiéramos contado con más tiempo) dispuestas firmar para investigar presuntos actos de corrupción de los expresidentes, nos deja un agradable sabor de boca.

Todavía más agradable sería ver que en verdad se les investiga de forma imparcial, transparente y honesta, sin componendas ni complicidades, y en caso de hallarlos culpables de cualquier delito, se les juzgue con apego a derecho como se haría con cualquier persona, sin corrupción ni impunidad. Si no se encuentra delito alguno que perseguir, después de investigaciones apegadas al debido proceso, pues que se deje de hablar del tema y se ponga punto final a la demanda ciudadana una vez satisfecha.

Esta consulta no implica persecución o cacería de brujas, simplemente es un acto jurídico (la consulta popular esta constitucionalmente reconocida) que satisface una demanda ciudadana. Es un acto republicano y democrático donde la ciudadanía toma decisiones sobre temas de carácter público de su interés, lo cual hace que tal participación proporcione legitimidad a la decisión que se tome con la consulta. Esperamos que el Poder Judicial esté a la altura de las circunstancias y entienda sobre la consulta que no es de ninguna forma un acto de venganza, sino de justicia.

¡Desde abajo y con la ciudadanía!