La importancia de la República en la Cuarta Transformación


La importancia de la República en la Cuarta Transformación


Uno de los conceptos clave del pensamiento de Andrés Manuel López Obrador es el de República. Sin embargo, parece ser una noción que pocos han entendido a profundidad, tal y como lo hace el presidente. Es necesario que aclaremos qué es una República y, más importante aún, cómo la concibe el Ejecutivo Federal.

Para empezar, podemos decir que la República es una forma de gobierno que históricamente se ha opuesto a la monarquía (el gobierno de uno solo). República es el gobierno del pueblo y donde los asuntos públicos son resueltos por instituciones que velan por los intereses del pueblo, no los de una élite privilegiada. Se privilegia a las instituciones públicas con representantes electos democráticamente obligados a velar por el bienestar del pueblo.

Como filosofía política, el republicanismo de López Obrador tiene como eje rector la idea de la virtud cívica, que no es otra cosa que la predisposición a procurar el bien del pueblo por medio del combate frontal a la corrupción e impunidad. Aunado a esto, el presidente rescata la tradición republicana cuando enarbola sus principios más importantes: la virtud cívica, el combate a la corrupción y el bienestar del pueblo, pero también la participación ciudadana en los asuntos de gobierno. De ahí la insistencia en las consultas populares y que sea el pueblo quien decida.

Para él, las y los ciudadanos debemos ser la columna vertebral en las decisiones públicas. Y para tener el pulso de lo que piensa y siente la gente hace giras de manera constante, a ras de tierra, a fin de recabar las expresiones de inconformidad, demandas, denuncias y otro tipo de manifestaciones populares.

Con base en ellas, el presidente las ha institucionalizado a través del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2020, que está organizado de tal forma que evidencia el clamor de la gente más pobre y la idea de la República del poder obediencial, así como la concepción del buen gobierno donde se da prioridad al bien común sobre los intereses particulares. ¿Qué más republicano que eso?

Por último, cuando habla de lo que él ha denominado “la revolución de las conciencias”, se refiere a un cambio en las actitudes y comportamientos ciudadanos, sobre todo en materia de cultura democrática y educación cívica. La revolución de las conciencias debe ser entendida como ese necesario cambio que debe operar en nuestra psique; entender que el poder político no es dominación, sino servicio; dejar en lo más profundo de nuestra conciencia que la política no es para servirse por medio de componendas y complicidades, sino servir al pueblo, sobre todo a los más necesitados.