Biología, economía y política


Biología, economía y política


No hay lógica en el tiempo que corre, imposible predicibilidad alguna. En pleno siglo XXI nadie fue capaz de advertir de la Covid-19. “De la nada se nos apareció un quinto jinete del apocalipsis…llegó para quedarse…Un bicho invisible, inaudible, inodoro, que se contagia sin necesidad de tener síntomas y que lo mismo mata, incapacita o, si es uno afortunado, no hace nada”. (Guerra Castellanos, 2020:11). 

Morfología biológica que en algo o mucho se parece a la económica. “Los modelos microeconómicos de agentes interactivos sugieren que la economía es intrínsecamente inestable”. (Ball, 2010:263). La idea del equilibrio es ajena a los mercados. Pero la teoría nos habla de reglas y leyes que, sin embargo, no logran constituirse en modelo econométrico capaz de advertir sobre los colapsos: “…los mercados fluctúan de manera salvaje y son proclives a las crisis”. (Ball, 2010:261). 

Esencialmente no permiten anticiparse a nada: “…el mercado se sume en un estado impredecible, irregular y voluble muy parecido al de la vida real. En otras palabras, no parece que la economía esté guiada por la racionalidad”. (Ball, 2010:261). El modelo económico tiene ganadores que con frecuencia son los mismos que desde las estructuras de poder dominan la geoestrategia y acaban por imponer a los Estados nacionales sus agendas de negocios; sin embargo, mantener el patrón de acumulación económica surgido del Consenso de Washington parece suicida. Es apostarle a acelerar la degradación en detrimento de las mismas élites del sistema. Si la marcha no se modifica, no hay futuro para nadie. Eso es lo que está en juego en esta gran crisis de la Covid-19. 

Ya se verá a la distancia que no hay manera de salir de esto sin una nueva arquitectura financiera internacional y, por supuesto, sin un mundo económico que sea la antípoda del que ahora tenemos. Con sociedades envejecidas, muchas de las cuales con tasas de crecimiento por debajo de la de remplazo, los jóvenes son la opción de futuro; sin embargo, es uno de los grupos etarios más golpeados por la pandemia. En lo educativo y en lo laboral, la Organización Internacional del Trabajo habla de la generación de confinamiento. ¿Cómo hacer para compaginar futuro con presente? Evitar que los jóvenes deserten de los circuitos de la educación ahora que lo virtual no llena de contenido humano ese gran vacío de lo presencial. El mediano y largo plazos son importantes. Alcanzar la nueva normalidad implica no dejar ir a los jóvenes del sistema educativo; obliga a repensar el mundo del trabajo sin excesos y abusos del home office. Es algo que tenemos que hacer todos para que la estructura social no se desbarate antes de que termine esta pesadilla. 

La Covid-19 no llegó sola. Detonó su fuerza destructiva porque el deterioro en todo era mayúsculo. Y la reconstrucción demanda un auténtico espíritu de cuerpo. Una ejemplar acción colectiva. Nadie está a salvo de los efectos de esta crisis sanitaria, por ello el primer paso es salvar lo humano. El movimiento centrado en lo básico es uno de los caminos. Esto es, centrado en la vida, no en la ganancia, no en la mercantilización de las cosas. ¿Es mucho pedir? ¿De quién depende este cambio? Si se mira el deterioro del planeta que avanzó gracias al desdén de las estructuras de poder en el mundo, la respuesta lógica es la gente, el pueblo, los ciudadanos, la sociedad. Por esto, cuando nuestro presidente alude al pueblo como un todo, en el fondo nos convoca a la unidad como única solución a nuestros problemas. La conclusión es simple: el desarrollo incluyente y socialmente justo al que aspiramos es obra de todos y va más allá de los intereses económicos de unos cuantos. La morfología biológica de este virus y de su símil económico no puede estar por encima de la fuerza social de la gente y del proceso de cambio que impulsa un gobierno democrático. 


* Secretaría de la Comisión de Economía Social y Fomento del Cooperativismo; miembro del grupo parlamentario de Morena. 


Referencias: Ball, Philip (2010), Masa crítica. Cambio, caos y complejidad. FCE. Turner. México, 597 pp. Guerra Castellanos, Gabriel (20202), Los límites del enojo en El Universal. México, julio 15, 2020. p.-11